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La incontinencia urinaria en las personas mayores

Área de Persona Mayor

 

La incontinencia urinaria es una pérdida involuntaria de orina que causa algún tipo de molestia a la persona, generalmente porque se produce en un momento y/o lugar no adecuados.
Incontinencia urinaria en el anciano

¿Qué es la incontinencia urinaria?

La incontinencia urinaria es una pérdida involuntaria de orina que causa algún tipo de molestia a la persona, generalmente porque se produce en un momento y/o lugar no adecuados.

La incontinencia urinaria no se considera una enfermedad peligrosa, pero hay ocasiones en las que la incontinencia puede ser síntoma de una patología seria –por ejemplo, la esclerosis múltiple–, y no un mero inconveniente. También puede ser señal de algún problema en el conducto urinario que puede mejorar si se plantea un tratamiento correcto.

¿Por qué ocurre la incontinencia urinaria en las personas mayores?

La incontinencia urinaria supone la pérdida de una función fisiológica, la continencia urinaria, que se “aprende” en la infancia y que es posible por la coordinación de la vejiga (que almacena la orina) y la uretra (que sirve de canal de salida de la orina). La continencia urinaria existe cuando nuestra uretra puede aguantar la presión que ejerce la orina contenida en la vejiga hasta que decidimos vaciarla voluntariamente una vez que hemos recibido el reflejo de la necesidad de orinar (las “ganas”).

Para que exista continencia en la persona mayor, deben darse una serie de circunstancias:

  • Que la vejiga esté en condiciones de almacenar la orina adecuadamente.
  • Que la uretra esté en condiciones de vaciar la vejiga adecuadamente.Que la persona tenga la capacidad cognitiva de percibir las “ganas” de orinar.
  • Que la persona tenga la motivación suficiente para orinar.
  • Que la persona tenga acceso fácil a un lugar adecuado en el que orinar.
  • Que tenga la movilidad y destreza suficientes.

No debemos pensar que la incontinencia es exclusivamente un problema del aparato urinario, sino que puede estar relacionada con distintos órganos o sistemas de la persona mayor: aparato nervioso, aparato genital, aparato locomotor, etc.

No hay duda de que el envejecimiento provoca cambios en el organismo (aparato urinario, próstata, vagina, músculos del suelo pélvico, sistema nervioso…), cambios que favorecen que la persona mayor tenga más probabilidades de sufrir incontinencia, pero no puede aceptarse sin más que por el hecho de ser mayores se tenga que perder la continencia urinaria.

Si este problema de salud es frecuente en las personas mayores es porque en ellas se pueden dar una serie de circunstancias, que tienen mayor influencia que el propio envejecimiento:

  • Existencia de varios problemas de salud a la vez: procesos neurológicos, problemas en el aparato urinario, problemas en los huesos y en las articulaciones…
  • Deterioro funcional: inmovilidad y/o demencia.
  • Toma de un número elevado de medicamentos.

¿A cuántas personas mayores afecta?

La incontinencia urinaria afecta en torno al 20%-25% de las personas mayores de 65 años, con prevalencias de un 15% entre quienes viven en domicilios y están sanas, de entre el 30% y el 35% en personas mayores hospitalizadas, de alrededor del 50% en personas mayores “frágiles” que viven en sus domicilios y de entre un 43% y un 77% en personas que viven en residencias.

Es más frecuente en mujeres (2-3 mujeres por cada hombre), pero la cifra se iguala a la edad de 80 años, sobre todo entre quienes viven en residencias. Afecta por igual a personas de cualquier raza.

La incontinencia urinaria aumenta con la edad, y lo mismo ocurre con su severidad (frecuencia y volumen).

¿Qué tipos de incontinencia urinaria existen?

Según el tiempo de evolución:

  • Incontinencia urinaria transitoria o aguda, de menos de 4 semanas de duración.
  • Incontinencia urinaria establecida o crónica, de más de 4 semanas de duración.

Según la situación que la desencadena:

  • Incontinencia urinaria de urgencia: pérdida involuntaria de orina precedida de una necesidad urgente de orinar y que es difícil contener.
  • Incontinencia urinaria de esfuerzo: frecuente entre las mujeres, es la pérdida involuntaria de orina que se produce al realizar un esfuerzo, toser o estornudar.
  • Incontinencia urinaria mixta: es la combinación de incontinencia de urgencia y de esfuerzo.
  • Incontinencia urinaria por vaciamiento incompleto (o rebosamiento): más frecuente en los hombres, consiste en el goteo y/o escape continuo asociado a un vaciado incompleto de la vejiga. Otros síntomas que pueden aparecer son: debilidad del chorro urinario, interrupción de la micción y dificultad en su inicio.
  • Incontinencia urinaria por causas potencialmente reversibles: causas transitorias (asociadas a factores como el embarazo o el parto, cirugías en el aparato urinario, impactación fecal, aumento en la producción de orina, trastornos del sueño…) o funcionales (delirio causado por diversos factores, insuficiente motivación causada por depresión grave, restricción de la movilidad, falta de ayuda para acceder a orinar…).

Según su severidad:

  • Incontinencia urinaria leve.
  • Incontinencia urinaria moderada.
  • Incontinencia urinaria severa.

¿Cómo se valora si la incontinencia urinaria es leve, moderada o severa?

Graduación de severidad de Sandvik

Se multiplica la frecuencia de las pérdidas por su volumen para calcular el grado de severidad de incontinencia.

¿Con qué frecuencia experimenta pérdidas de orina?

0 = Nunca
1 = Menos de una vez al mes
2 = Una o varias veces al mes
3 = Una o varias veces a la semana
4 = Todos los días / noches

Cuánta orina pierde cada vez:

1 = Unas gotas o muy poco
2 = Más

Resultado:

0 = No hay pérdidas
1 – 2 = Leve
3 – 4 = Moderada
6 – 8 = Severa

¿Cuáles son los efectos de la incontinencia urinaria en las personas mayores?

La incontinencia urinaria en las personas mayores puede conducir a un declive físico, funcional y emocional, y tiene consecuencias funcionales, psicosociales e incluso económicas.

La incontinencia y las molestias que genera pueden provocar situaciones de aislamiento social, cuadros de depresión y ansiedad.

La urgencia por orinar es asimismo causa de un incremento de caídas y fracturas, y es uno de los motivos que conduce a la institucionalización (ingreso en residencias).

Factores de riesgo para sufrir incontinencia urinaria

  • Edad avanzada
  • Sexo femenino
  • Deterioro cognitivo
  • Inmovilidad
  • Deterioro funcional
  • Estreñimiento
  • Tos crónica
  • Diabetes mellitus
  • Enfermedad cerebrovascular
  • Algunos fármacos (diuréticos, hipnóticos, antipsicóticos, antidepresivos, calcio-antagonistas, anticoliné?rgicos, opiáceos)
  • Cirugía previa en genitales o aparato urinario
  • Infecciones urinarias
  • Existencia de impactación fecal
  • Barreras ambientales

¿Cuáles son las causas de la incontinencia urinaria?

Son múltiples:

  • Lesiones genitourinarias específicas,
  • cambios en el organismo relacionados con la edad y
  • situaciones comórbidas (presencia de varias enfermedades o trastornos a la vez).

¿Puede curarse la incontinencia urinaria en las personas mayores?

Mediante tratamientos adecuados, es posible disminuir el grado de incontinencia urinaria en un porcentaje del 30% – 40%, disminuyendo su severidad (frecuencia y volumen) en torno al 40% – 50%.

¿Cómo actuar ante la aparición de incontinencia urinaria en las personas mayores?

Acudir al médico de cabecera, que realizará las valoraciones correspondientes, y si lo considera necesario, derivará el caso a especialistas, fundamentalmente en Urología o Ginecología.

¿Cómo se puede tratar la incontinencia urinaria?

Para el tratamiento de la incontinencia urinaria en la persona mayor, es necesario un enfoque personalizado en cada caso, y tener unas expectativas realistas en cuanto a los resultados que pueden obtenerse.

En el caso de pacientes con demencia severa, o con problemas neurológicos irreversibles, y en aquellos ancianos cuya condición física esté muy deteriorada a causa de enfermedades crónicas evolucionadas, la curación de la incontinencia puede que no sea posible.

En estos casos, el objetivo sería paliar en lo posible las consecuencias de la incontinencia, proporcionando al paciente aquellos materiales necesarios para mantenerlo seco (pañales, colectores). La utilización de sondas no estaría nunca justificada como tratamiento de una incontinencia urinaria, con excepción de pacientes en situación terminal como medida de confort, o bien en pacientes con grandes úlceras por presión para mantener la piel seca y favorecer la curación de las mismas.

En el caso de personas con estado de salud conservado, con capacidad de colaboración y en todos aquellos que se muestren preocupados por la aparición de la incontinencia, debería efectuarse una evaluación dirigida a obtener una orientación diagnóstica y a plantear un tratamiento.

El tratamiento debería seguir el siguiente orden:

  1. Cambios de estilo de vida y medidas de higiene y dietéticas.
  2. Programas de rehabilitación de la musculatura del suelo pélvico y entrenamiento de la conducta.
  3. Tratamiento con fármacos.
  4. Tratamientos especializados.

Medidas generales y cuidados

  • Espacio físico:
    • Entorno adecuado (intimidad, fácil acceso al retrete, evitar peligros y barreras arquitectónicas, tener una buena iluminación, agarres o asideros si es necesario…).
  • Cuidados directos:
    • Explicar, informar y transmitir la idea de que se puede mejorar el problema, o como mínimo aprender a convivir con él.
    • Promover la autoimagen y la autoestima.
    • Utilizar ropa de calle cómoda y fácil de poner y quitar: las cremalleras o el velcro son preferibles a los botones por ser más fáciles de abrir y cerrar.
    • Fomentar las relaciones sociales (salidas y paseos).
    • Promover y enseñar la higiene personal, fomentando que la persona intente orinar, tenga deseos o no, cada 1,5 o 2 horas para así estar la mayor parte del tiempo con la vejiga vacía y evitar los escapes.
    • Uso de pañal temporal/permanente (o nocturno).
    • Alimentación equilibrada y abundante en fibra vegetal (prevención de la impactación fecal).
    • Mantener el peso adecuado y realizar ejercicio habitualmente.
    • Evitar dietas con picantes y/o bebidas irritantes (café, alcohol).
    • Hidratación óptima (predominantemente diurna).
      Disminuir ingesta de líquidos 2-3 horas antes de acostarse e ir al baño inmediatamente antes de ir a la cama.

Tratamiento específico para cada uno de los diferentes tipos de incontinencia urinaria

  • Terapia de conducta
  • Tratamiento farmacológico
  • Técnicas de rehabilitación
  • Tratamiento quirúrgico

 

Fuentes:

Gil, P., Aceytuno, M., Esperanza, A., Miralles, R., Prado, B., Riera, M, Roqueta, C. y Verdejo, C. Guía de buena práctica clínica en geriatrií: incontinencia urinaria. Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Madrid, 2012.

Méndez, S., Salinas, J. y Verdejo, C. Actualizaciones terapéuticas. Incontinencia en el anciano. Salud e incontinencia. Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Madrid, 2013.

Buitrago, S., Cerdán, J., Cerdán, C., Esteban, M., Gómez, A., Ortega, M. y Vigara, M. Actualizaciones terapéuticas. Incontinencia en el anciano. Abordaje terapéutico y manejo de la incontinencia. Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Madrid, 2013.

 

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